Animales fantásticos y dónde encontrarlos I: El abismal boquiancho

Por el título siento decir que no soy Newt Scamander, y no soy un mago experto en magizoología. Sin embargo sí me apetece hablar sobre alguno de estos animales fantásticos, y en este caso  también será bastante misterioso. Además veremos dónde podemos encontrarlo, aunque ya auguro que no será tarea fácil.

Sin más dilaciones allá vamos.

¿De qué animal estamos hablando? Pues nada menos que del bostezador gigante del mar abierto. Bueno, del Megachasma pelagios. Mejor lo dejamos en tiburón boquiancho, que así se entiende mejor. Lo de bostezador gigante del mar abierto no me lo he inventado, su nombre en latín literalmente significa (en inglés) Giant yawner of the open sea el cual he traducido. Esto ya nos hace entrever que estamos ante una especie bastante peculiar.

Figura 1: Un bonito ejemplar de Megachasma pelagios en aguas japonesas. Fte.: Hiroyuki Arakawa

¿Seguro que se descubrió hace bastante tiempo no? Bueno, pues lo cierto es que se descubrió un 15 de noviembre en el 1967. Así que se podría considerar como algo muy reciente. Lo curioso es que es sorprende como un animal como este no se haya descubierto hasta hace tan poco. Porque cabe decir su descubrimiento fue un tanto curioso. Esto se debe a que en Kaneohe (Hawaii) la tripulación del buque AFB-14 se encontraron un ejemplar enredado en un ancla flotante. Lo más probable es que debido al llamativo color del ancla flotante, el ejemplar se vería atraído, pensando que sería un sabroso banco de krill y se enredó en dicho ancla. Y claro, una vez subieron el ancla, las caras fueron de estupor ante un animal tan raro y grande.

Figura 2: Artículo del increíble hallazgo ictiológico de aquel entonces (y de ahora también). Fte.: Hawaiʻi Sharks (dlnr.hawaii.gov/sharks)

Dejando su curiosa historia por una parte. Esta extravagante especie de tiburón posee un gran tamaño, equiparable al del tiburón blanco (Carcharodon carcharias). El boquiancho posee un tamaño el cual oscila entre los 400 y 500 cm, dependiendo del sexo, ya que las hembras siempre son de mayor tamaño que los machos. Y qué se puede decir de su grisáceo aspecto. A priori es bastante raro. Con un morro redondeado, mandíbula protusible (después veremos para qué), unos grandes ojos, unas largas aletas pectorales, una corta aleta dorsal y sobre todo una larguísima aleta caudal, la cual nos recuerda a unos ciertos tiburones... En el dibujo de Marc Dando no se puede apreciar, pero en la primera fotografía sí se puede apreciar, se puede ver una especie de franja plateada brillante en el borde de la aleta dorsal, aletas anales y en sus aletas pectorales. También podemos destacar la banda blanca que tiene en el hocico como se puede apreciar más adelante en la fotografía de José I. Castro (figura 6).

Figura 3: Boceto ilustrativo del tiburón boquiancho. Fte.: Marc Dando; FAO (Food and Agriculture Organization).

¿Esta especie de tiburón con quién estará emparentada? Pues nada menos que con el orden de los lamniformes, la misma que el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias), marrajo de aleta corta (Isurus oxyrinchus), tiburón duende (Mitsukurina owstoni) y muchos otros. Pero es que el tiburón boquiancho es tan raro y único que posee una familia (Megachasmidae) para él solo, al igual que su género (Megachasma). Antes he mencionado que su larga aleta caudal recuerda a ciertos tiburones, y así es. Genéticamente están emparentados con los alópidos (Alopiidae), comúnmente llamados tiburones zorro (Alopias spp.), los cuales también son lamniformes. Y se puede ver fenotípicamente mediante la proporcional longitud del lóbulo dorsal de la aleta caudal. Cuánto menos curioso (una vez más).

Antes de hablar sobre su alimentación, me gustaría mencionar el hecho de que se trata de una especie ovovivípara. Debido a que en disecciones se ha podido encontrar restos de alguna cápsula ovígera, lo que viene siendo el "huevo" dónde se desarrolla. Además de que al ubicarse en el útero de la madre, se ven protegidos de posibles depredadores de huevos. Así a modo de apunte, los tiburones cerdo (Oxynotus spp.) se alimentan de cápsulas ovígeras de las rayas. Simplemente un dato curioso.

Figura 4: Restos de una cápsula ovígera de un tiburón boquiancho. Fte.: u/sharkjournalist (Twitter)

En cuanto a su dieta y sus estrategias de alimentación, también se debe mencionar que estamos ante una especie de tiburón planctófaga, tal y como lo son el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus). Sin embargo, esta especie tiene algo singular en comparación a sus parientes planctófagos, y es que mediante su mandíbula protusible es capaz de devorar nubes de plancton, sobre todo eufausiáceos (krill) que son su presa favorita. Todo ello mediante una fuerte succión instantáneamente después de proyectar su mandíbula. Tras ello engulle y filtra todo lo captado.

¿Pero esto no os recuerda a otro tipo de animales marinos? Pues sí queridos lectores, es muy similar a lo que realizan nuestros queridos misticetos (Mysticeti). Curioso cuánto menos.

Figura 5: Fases del proceso de alimentación del Megachasma pelagios. Fte.: Nakaya, Matsumoto and Suda (2008)

Quizás hayáis podido comprobar que en las fases c y d de la anterior figura se puede apreciar una banda blanca en lo que sería su "labio" superior. Pues lo cierto es que a día de hoy sigue existiendo un debate sobre si podría presentar bioluminiscencia. Teóricamente tiene sentido, ya que habitan en zonas oscuras y podrían emplear dicha bioluminiscencia para atraer a estas nubes de krill, ya que a diferencia de los otros tiburones planctófagos, el tiburón boquiancho es el que presenta la natación más lenta. Por lo que la bioluminiscencia podría ayudarle a atraer a sus presas. Pero como actualmente se sigue sin saber a ciencia cierta si presentan bioluminiscencia, esperemos que futuras investigaciones aclaren este asunto. Así que por el momento es un tema que sigue en el aire.

Figura 6: La primera imagen es de la supuesta franja bioluminiscente (fte.: José I. Castro).
La segunda es de las branquiespinas del tiburón boquiancho (fte.: R. Aidan Martin, elasmo-research).

Tal y como hacen los tiburones, depreda sobre otras especies, aunque sean prácticamente invisibles a mera vista. Pero a veces también son depredados por otros como puede ser la orca (Orcinus orca) y otros tiburones, como el tollo cigarro (Isistius spp.). Pero lo cierto es que tan solo hay una especie documentada hasta la fecha. Y es nada menos que el cachalote (Physeter macrocephalus) ¿Y cómo es esto? Pues se ve que un 30 de agosto de 1998, en las aguas de Manado, North Sulawesi (Indonesia) un grupo de voluntarios de WWF Italia estaban observando a un grupo de cachalotes, pero pudieron observar algo extraño. Pudieron observar que los cachalotes estaban molestando/atacando a un ejemplar de tiburón boquiancho, probablemente por la curiosidad de saber qué es esa cosa de 4,5 metros nadando por ahí, ya que no será una especie que los cachalotes vean cada día.

Figura 7: Fantástico dibujo del encuentro entre ambas increíbles especies. Fte.: SharkeyTrike (DevianArt)

Dejando por una parte sus relaciones con otros organismos, cabe mencionar una increíble característica que posee esta especie en cuanto a su movilidad. Todos los tiburones tienen aletas de todos las formas, tamaños y colores, pero el tiburón boquiancho posee unas aletas bastantes peculiares.

Previamente hemos mencionado el proporcionalmente largo lóbulo dorsal de la aleta caudal que poseen, emparentado con la de los tiburones zorro. Y también se ha mencionado la presencia de rebordes plateados en su aleta dorsal, anales y pectorales.

En cuanto a éstas últimas, las aletas pectorales. Se puede observar que presentan una estructura cuánto menos curiosa. Se pudo estudiar que sus aletas pectorales son muy flexibles y móviles, todo ello gracias a la elasticidad de su piel y al elevado número de radiales, pero también se debe (en gran medida) a cómo se articulan sobre la cintura pélvica. Ya que lo hacen a modo de bisagra vertical, esto les permite mover las aletas pectorales hacia delante y atrás, lo que es inusual en tiburones.

Figura 8: Estructura de la "bisagra vertical" de la aleta pectoral del Megachasma pelagios. Fte.: Tomita et al. (2014)

Este sistema facilita el control dinámico de la posición corporal y la flotación, permitiéndoles corregir su rumbo y básicamente frenar en seco y girarse. Por lo que parece que puedan nadar hacia atrás, pero no es así. Tan solo se "detienen" y moviendo sus aletas pectorales pues cambiar su trayectoria, como se aprecia en la siguiente imagen.

Figura 9: Cambio de dirección gracias a la elasticidad de sus aletas pectorales. Fte.: ARKive

Llegados a este punto de la entrada, ya hemos descrito cómo es este fantástico y extravagante animal, pero tal y como he mencionado al principio. A continuación veremos dónde habita éste y cómo podemos encontrarlo. Antes que nada, aviso de que no es tarea nada sencilla, ahora veremos el motivo de ello.

En primer lugar vamos a ver su distribución, la cual es bastante amplia, especialmente en los trópicos, ya que se trata de una especie oceánica a la cual le gusta ir merodeando por el gran azul.

Figura 10: Distribución del Megachasma pelagios. Fte.: u/chris_huh (Wikipedia)

Pues ahora viene una sorpresa cuánto menos curiosa, a partir del mapa anterior se puede afirmar que es una especie que está "en todas partes" (menos el Mediterráneo, toda una pena) pero tal y cómo he dicho no es tarea fácil encontrárselo ¿Por qué? Digamos que a día de hoy tan solo ha habido unos 100 avistamientos, de los cuales un gran porcentaje ha sido de ejemplares muertos. En 43 años tan solo se han visto unos 100 ejemplares (incluso bastantes menos), lo cierto es que es complicado dar con uno de ellos. En la bibliografía dejaré un enlace para que podáis ver todos los avistamientos que ha habido, pero es una pena que no esté actualizado, pero de todas formas es curioso.

Pero de todos los sitios del mundo donde se han visto, la medalla de oro se la lleva Japón. Debido a la pesca de arrastre muchas veces suelen toparse con uno de ellos, y por suerte es liberado de nuevo al mar. Aunque lo suelen traer a puerto para tenerlo en una jaula de acuicultura, con el fin de poder tomar imágenes de él. Recomiendo que os paséis por el Facebook de Hiroyuki Arakawa, porque es la persona que más veces ha estado con estos tiburones, y posee unas imágenes increíbles, como la primera de esta misma entrada.

Figura 11: Ejemplar de tiburón boquiancho en una jaula de acuicultura antes de ser liberado. Fte.: BBC News

La pregunta es ¿dónde habitan estos tiburones? Porque para que sean tan escasos de ver, quizás vivan a unas elevadas profundidades, eso es lo que pensaríamos todos. Y parcialmente es así es, como quizás podáis recordar, poseen unos grandes ojos y una posible bioluminiscencia (ojalá sea cierto). Pues esas características son típicas para animales que habitan en la Twilight zone, conocida como la zona mesopelágica. Es aquella zona del océano ubicada entre los 200 y 1000 metros de profundidad, así que mucha luz no hay, por no decir prácticamente nada. Es un lugar cuánto menos curioso, porque es dónde coinciden especies epipelágicas, mesopelágicas y abisopelágicas. En cuánto a especies de tiburones que podemos encontrar en esta zona, podemos mencionar al marrajo negro (Isurus paucus) y al tiburón zorro de anteojos (Alopias superciliosus), cabe mencionar al pez espada (Xiphias gladius) que aunque no sea un tiburón, es un depredador típico de dicha zona. Casualmente las especies que acabo de mencionar poseen ojos de gran tamaño, así que casualidad no será ¿verdad?

Figura 12: Dibujo de la fauna típica de la Twilight zone. Fte.: Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI)

Como podemos observar en dicha Twilight zone podemos observar la gran cantidad de pequeños crustáceos planctónicos que hay, casualmente son los que a nuestro querido tiburón boquiancho le gusta. Por lo tanto se desplazará por dicha zona en busca de alimento. Pero aquí viene la clave de los encuentros con este tiburón, y son los movimientos verticales de la fauna. En esta zona del océano, la oscuridad predomina, sin embargo los efectos de la presión no son tan notorios como puede ocurrir en la zona abisal, por lo tanto en cuanto cae la noche, la fauna suele realizar migraciones verticales. Es un efecto en cadena, porque el zooplancton (copépodos y sus amigos) ascienden para alimentarse del fitoplancton que hay en la superficie, tras ellos va el krill y detrás de ellos más especies, entre las cuales podemos encontrar al tiburón boquiancho. Por lo que de noche, este misterioso tiburón puede pasar de estar a 250 metros (aproximadamente) a 50 metros (e incluso menos, porque se les ha visto por la superficie).

Figura 13: Un ejemplar de tiburón boquiancho siendo medido por nuestros amigos de Discovery. Fte.: Discovery

Pero claro, como siempre hay excepciones (cómo no). Algunas veces se les ha visto de día en los lugares más extraños. Como aquel 25 de julio del 2017, un día en el que las redes sociales estallaron por un vídeo de unos submarinistas en la isla de Komodo (Indonesia). Lo cierto es que tuve suerte de preguntar al autor del vídeo, ya que lo tuvo que borrar por el increíble número de notificaciones que le llegaban. Me comentó que el tiburón boquiancho que vieron fue a unos 15 metros de profundidad y a las 13:00 del mediodía, en un arrecife. Lo cierto es que es muy extraño, pero al autor del vídeo dudo mucho que se le olvide (una suerte tremendísima que tuvo).

Figura 14: Cameo sorpresa del Megachasma pelagios en una inmersión en la isla de Komodo. Fte.: YouTube

Pues sí que parece que sea especie rara de ver. Muchos avistamientos tal y como he mencionado anteriormente han sido de ejemplares muertos. Pero de todos éstos, hay uno que sí merece ser descrito. 

Fue nada menos que el séptimo avistamiento de esta especie, en aguas niponas. Concretamente en la bahía de Hakata, Fukuoka (Japón) un 29 de noviembre del 1994. Una conocida ictióloga, llamada Eugenie Clark (Shark Lady), pudo documentar a la primera hembra de tiburón boquiancho, casualidades de la vida (aunque siendo Eugenie, no me extraña). A la ejemplar la denominaron "Megamama", aunque irónicamente fuese virgen. También se hallaban los biólogos José Castro y Kazuhiro Nakaya, muchos artículos y fotografías del Megachasma pelagios llevan sus nombres, así a modo de curiosidad. 

Figura 15: Diversos investigadores junto a la primera hembra documentada de Megachasma pelagios. Fte.: Yuki Ishizuka

Ahora sí que sí que hemos podido describir por qué este animal es tan fantástico, al igual que se ha visto dónde y cómo podemos encontrarlo.

Esta entrada es una recopilación a modo general y sencilla, de toda la información que existe sobre esta misteriosa especie de tiburón. También debo decir que llevaba tiempo sin subir nada por aquí, y esta entrada es la primera de algunas que se vienen, en un futuro. Quizás no se suba contenido con el mismo ritmo que al principio, pero se seguirá subiendo contenido interesante de nuestro querido océano. Porque como dije en la entrada de los gigantes pigmeos, todo irá al ritmo que la carrera desee, cosas de universitarios vaya.

Bueno, no me quiero enrollarme más, que ya lo he hecho previamente...  Por lo que ¡Muchas gracias por vuestra visita! ¡A todos vosotros queridos lectores! Si os ha gustado podéis leer más entradas e incluso compartirlas por redes sociales, cosa que ayudaría muchísimo a la divulgación sobre nuestro querido, bello y amenazado océano.

¡Nos vemos en el otro lado del océano!

Pol Carrasco Puig.



BIBLIOGRAFÍA:

  • Compagno, Leonard et al. Guía De Campo De Los Tiburones Del Mundo. Barcelona, Omega, 2006.
  • Nakaya, K., Matsumoto, R. and Suda, K. (2008). Feeding strategy of the megamouth shark Megachasma pelagios (Lamniformes: Megachasmidae). Journal of Fish Biology, 73(1), pp.17-34.
  • Página web con los avistamientos del Megachasma pelagios de la Universidad de Florida (https://www.floridamuseum.ufl.edu/discover-fish/sharks/megamouths/)
  • Tomita, T., Tanaka, S., Sato, K. and Nakaya, K. (2014). Pectoral Fin of the Megamouth Shark: Skeletal and Muscular Systems, Skin Histology, and Functional Morphology. PLoS ONE, 9(1), p.e86205.

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